“La atracción mental es mucho más fuerte que la física, porque de una
mente no te libras ni cerrando los ojos”.
¿Habías leído o escuchado esta
gran verdad? ¿Quién se puede escapar de ella?
No podemos negar lo sabroso que se hace imaginar todo eso que podremos
tocar, acariciar y sentir; lo superficial, ese físico que tanto nos
seduce y nos produce placer sexual. La belleza es así, nos acorrala al
mismo tiempo que nos hace viajar por un mundo de imaginación y
fascinación cautivado por la suavidad de la piel, la firmeza y unas
curvas casi imposibles de maniobrar. ¿En qué pensamos a primera vista?
Si eres hombre, unas tetas bien puestas son una alucinación y si vienen
acompañadas de cabello largo que parece acariciar esas nalgas
pronunciadas hacia la eternidad. Una cara linda y cuerpo de guitarra,
eso nunca está de más. ¿Si eres mujer? Nada fácil, soy hombre y, aunque
he escuchado comentarios, prefiero que sean ellas quienes se atrevan a
decirlo. Lo cierto es que en ambos sexos hay pasión por la carne, algo
que con el tiempo se marchitará… ¿Pero fundar una relación sobre la
atracción física? No creas que eso va a durar.
La atracción mental puede que no acabe en un polvo rápido, y que sea más
motivo de insomnio que de alegría. Algunas personas pueden sentirse
intimidadas ante una conexión de ese tipo, cuando se encuentran con
alguien que se les mete en la cabeza y de cuyas palabras no se pueden
desprender. Es una reacción natural. Admítelo, es así, si la haces reír
será tuya, pero, ¿y si la haces pensar? No te olvidará.
Lo que atrae de una personalidad es esa capacidad para cuestionar, sus
opiniones no son comunes como las de la mayoría y, aunque pueda sonar
seria, si dice algo que nos sorprende nos hará carcajear. Lo nuevo, lo
diferente, eso que no es fácil de encontrar es de lo que se trata ese
encarcelamiento mental; día y noche dándole vueltas al mismo nombre, a
esa mirada segura y esas palabras que nos supieron captar. ¿Cómo huir
cuando es uno mismo el que se termina por secuestrar? Al corazón se le
atribuyen los sentimientos, pero la mente sí que sabe cómo enamorar.
No hay a dónde ir, esta sí es una razón real, pues la mente tiene ese no
sé qué para volver loco a cualquiera. Nada más pensemos en lo mucho que
cuesta conseguir alguien que sobresalga de los demás; cuerpos
despampanantes habrá por doquier, pero una buena conversación y conexión
para siempre solo se logra con esa persona que nos hace pensar. La
belleza no está ligada a la inteligencia, es algo que nunca dejaré de
decir, y si de verdad quieres enamorarte, asegúrate de que haya
atracción mental porque de esa, de esa es casi imposible huir.
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