Todo en esta vida nace con ganas, con inocencia, embriagado de dulzura, me refiero a todo aquello que fue engendrado con amor y cariño.
Por ello al amor, a las relaciones con otras personas al igual que las flores hay que regarlas todos los días. Entonces sus cimientos serán densos y se verán fortalecidos, y deslumbrará por muy lejos que se encuentren.
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