Hoy viene a ser como la cuarta vez que espero
desde que sé que no vendrás más
nunca.
He vuelto a ser aquel cantar del aguacero
que hizo casi legal su
abrazo en tu cintura.
Y tú apareces en mi ventana,
suave y pequeña, con
alas blancas.
Yo ni respiro para que duermas
y no te vayas.
Qué
maneras más curiosas
de recordar tiene uno,
qué maneras más
curiosas:
hoy recuerdo mariposas
que ayer sólo fueron humo.
Mariposas,
mariposas
que emergieron de lo oscuro
bailarinas, silenciosas.
Tu
tiempo es ahora una mariposa,
navecita blanca, delgada, nerviosa.
Siglos
atrás inundaron un segundo
debajo del cielo, encima del mundo.
Así
eras tú en aquellas tardes divertidas,
así eras tú de furibunda
compañera.
Eras como esos días en que eres la vida
y todo lo que tocas se
hace primavera.
¡Ay mariposa!, tú eres el alma
de los guerreros que aman y
cantan
y eres el nuevo ser que (hoy) se asoma
por mi garganta.
Silvio Rodríguez
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