Y vas caminando por senderos desconocidos, lugares enormes donde por momentos te llegas a sentir diminuta, entre tanta clase de "gente"...
Te cruzas con "personas" que sólo con un cruce de mirada, o una bonita sonrisa te hace más bello el día. Pero por lástima también encontramos "las agujas". Estas te pinchan poco a poco. Al principio hasta intentas que te hagan cosquillas, luego poco a poco te van clavando más y más, hasta que llega un momento en el que te das cuenta que tienes una herida.
Esa "pequeña" diminuta la intentan de pinchar, de apagar como una vela... Pero lo que no saben es que a partir de esa herida, se enciende la llamarada y prende con más fuerza...
Esa maligna aguja que responde al nombre de "Señora Envidia", no sabe nada de valores, se encuentra vacía por dentro, carente de valores y sentimientos. Quizás esa señorita no ha experimentado aún la sensación de ser feliz con su propia vida, pendiente de los demás, juzgando por fachadas en vez de detenerse a conocer a otras "personas" y cómo realmente son.
Con lo bonito que es vivir haciendo la vida bonita, sin engaños, envidias, guerras ni miedos...
Se cuestiona la "pequeña" diminuta: Si sólo tenemos una vida, ¿Por qué nosotros mismos nos empeñamos en hacerla fea, dolorida?
El semáforo está en verde, se dispone a continuar la "diminuta" antes que la pisen "los gigantes".